jueves, 24 de octubre de 2013

LA ESCUELA...



Si mi escuela fuera un barco,
 los chicos seríamos marineros, y la maestra, el capitán.
Viajaríamos juntos a conocer mundos nuevos para luego escribir en el cuaderno nuestras impresiones.
El almanaque de mi escuela tiene pintados de colores todos los días de la semana...
 menos el sábado y el domingo, porque no hay clases, y los patios están vacíos como plazas en días de lluvia.
Un rato antes de que suene el timbre de entrada,
los chicos parecen abejas blancas
 revoloteando alrededor de la puerta.
A la hora de salida, una catarata de risas, gritos y gestos
 parece que echara abajo la puerta y se precipitara la calle.
Mi escuela es una casa grande con jardín adentro,
 donde encuentro todo lo que busco y me contestan todo lo que pregunto.
Yo me aseo cuidadosamente para ir a la escuela, y trato de portarme muy bien en clase para no perturbar mi aprendizaje y el de mis compañeros, hermanos espirituales con los cuales formo la familia del saber.






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